Puntos rojos acarician mi espalda diletante. Marcas fúnebres de un deseo cotidiano. Libre es tu lengua de contraerme en mis necesidades cuando salgo a repartir mis fascinaciones.
No es solo tu cuerpo el que vibra en la mañana… es mi vida la que crea el movimiento, en humedad.
No es solo tu cuerpo el que vibra en la mañana… es mi vida la que crea el movimiento, en humedad.
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