jueves, 3 de junio de 2010

miércoles, 30 de septiembre de 2009

DM

Gateando hasta tus pantalones;
rondando por tu piel;
descubriendo, con las garras,
el tibio néctar de tu felinidad.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Árbol de Diana

6
ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe

(Alejandra Pizarnik)

martes, 22 de septiembre de 2009

Al final del día no me importará tu nombre;
me bastará con saber que nunca estuve sola.

jueves, 20 de agosto de 2009

martes, 11 de agosto de 2009

Me gusta despertarme entre tus labios,
como lo hace tu cigarrillo a la hora del café:
ardiendo dulcemente,
sin prisa,
en ese fuego breve que nos consume.

Absorta, repaso tus detalles y
me incendio.
Hoy, el sol ha decidido arder entre tus piernas y
vuelo con su humo hacia la voracidad.
Me disperso,
pero regreso a ti para recordar
que este destino es mío y no lo comparto con cualquiera.

Por eso deja que me queme en esta entrega
y únete a mí para celebrar,
porque me gusta que despiertes en mi cuerpo,
para romperme de deseo
cuando ya nos cansemos de jugar.

Entre la tierra y el cielo - Los Nocheros



"Yo siento que me provocas..."

martes, 14 de julio de 2009

Prólogo para Jaime y sus Cinco Cuentos Mínimos...

Comparto el texto que escribí, a petición de Jaime Encalada. Texto que pretende figurar como prólogo de su nuevo libro de cuentos.

A manera de prólogo...

Raro, extraño, extravagante. Cuando la ciudad nos contempla y se muestra a sí misma desde lo subterráneo, nos convertimos en animales desconocidos dispuestos a experimentar. Sí. El “Guayaquil insight” es duro, pero en el fondo no deja de ser esa mujer incierta y con hambre. Bizarra.

A Jaime Encalada esto no lo perturba. Utiliza la literatura para lidiar con sus demonios. Se encarga de redimirlos en su visión urbana de lucha que, en Cinco Cuentos Mínimos, también es nuestra.

Su narrativa se alimenta de placeres citadinos, de raíces nostálgicas, de herencias y parafilias. Sus personajes crean rupturas, con una compleja construcción psicológica que les permite jugar a morir entre fluidos, vísceras o cabellos.

Y en estas historias, yo también he querido jugar, porque en ellas una vez más el instinto enseña que nadie está libre de él, que no se puede escapar de uno mismo.

El cuento El Diente de oro nos muestra el valor del legado, el importante uso de la boca y la vanidad desde la dentición.

En El tejedor de cabellos, se observa el potencial de este elemento como arma de vida y de destrucción.

El poder de una bestia devoradora se aprecia en el holocausto de El hombre-iguana.

El cadáver se baja de la cama para celebrar y encuentra en el suelo su destino.

Al final, solo La cabeza cortada decide reventar y volar para divulgar su muerte.

Los microcuentos de Encalada hablan de su destreza en el manejo de imágenes de difícil expectación. Un trabajo duro, incluso para la literatura que todo lo puede.

Sin duda, este es un buen comienzo para un referente que se levanta del ‘bajo fondo’ de la urbe sin renegar.

miércoles, 8 de julio de 2009

Tras la pólvora, Manuela*

"Duermes dorada y desguarnecida, sitio
de mi próxima batalla. Igual duerme
el continente: el amor en reposo, lomo
animal en la espuma.
(Si esa noche -melosa
hamaca la noche de Jamaica- la cuchillada a ciegas
me hubiera hallado de perfil el corazón, no te habría
encontrado, y solo habría sido decepcionante
cadáver incompleto, mitad de asesinado).
Pero esta noche, tú bocabajo -yegua al galope
arrancándole al sometimiento los frenos en pedazos-
me abandonas tu dura rosa hendida, no hay
peligro, y mi destino en ti tiene lugar.
Tú bocarriba -nave que arremete
su proa contra el viento injusto-
me confías tu tajamar de pelo, y no hago la paz:
yo sé que ambos, continente y muchacha, no están
en retirada: acumulan revueltas bajo el sueño,
sedes sin prisa por saciarse, sangres maniatadas,
y estallarán pidiendo más combate al desayuno.
(...)
Afuera sigue la ciudad y yo renuncio
a su fulgor debajo de tu lengua. Parezco
triunfador y rehén tu campamento: allí
se me adhiere tu venda de muslo fiel
y urgente, y me muerde tu llama:
ocupación de un adiós en vacaciones.
La historia se quedó en el traje, tirada
por la noche en una silla, pero desnudos
sólo quiero ese nombre que te oigo con la boca,
sólo la intermitente estatua a dos ombligos
y ese mapa de venas donde no me extravío.
Contemos en la mañana las condecoraciones
que nos dejó la noche con sus mordeduras,
cúbrelas con el despojo usual de mi camisa,
vísteme de solitario, de viudo, de soltero,
y devuélveme a los demás (anoche me olvidé
de su abstinencia al entrar en tus anillos),
y niéguenme tus abras, écheme
tu forma, rehágase con una sola espalda.
Y que pueda yo salir -lunes de cada día- a completar
la libertad entre los dos, cópula apenas comenzada. "

*Fragmento, Jorge Enrique Adoum

miércoles, 17 de junio de 2009

Satisfaction...

[Push me and then just touch me. Till I can get my Satisfaction.]

miércoles, 3 de junio de 2009

Me abrazo en tus colores.
Me reconstruyo.
Insisto en tus sabores
y me ajusto sin reservas a tu piel.

Ahora, tus centímetros me invaden.
Pero no huyo.
Prefiero que estallemos en la boca
de algún delirio…

amarillo.

martes, 26 de mayo de 2009

El Clásico... (23-05-09)

Hace un mes, El Telégrafo me invitó a realizar el análisis de alguna obra litearia que yo considerara un clásico. Sin pensarlo demasiado, escogí "Incesto: Diario amororso (1932-1934)", de Anïs Nin; porque más allá de los prejucios, la vida de esta autora y su narrativa son un fuerte referente de la revolución sexual del siglo XX.

Quienes gustan del erotismo, no pueden perderse los textos de Anaïs ni de su extrema libertad.

Aquí comparto la nota publicada:


Solo una aclaración: 1932-1934 corresponde al lapso en el que se escribió el diario, mas no a los años de publicación de la obra, como lo indicó el diario.