miércoles, 16 de mayo de 2007

Vértigo

El mismo tango suena en la habitación. Las paredes desbordan sudor, ira, refugio. La luz ya no enciende mi reflejo y al parecer no volverá a hacerlo más. El piso pierde estabilidad en mis sentidos. La cama ganó en sombras lo que en la semana ha perdido.

Se siente el frío del tiempo y el sonido insoportable del desorden. La voz de la ventana quiebra mi vértigo. Sigo perdiendo altura. Mis piernas no avanzan. Mis manos no se detienen.

Las penumbras, un sonido argentino, el mareo de mis lados: todo continúa en mi falsa percepción del sueño. Reseca, la luna se abre y me incita al desastre de mis emociones.

Ojalá que el verso no termine tan pronto como los deslices del cuerpo que contradicen mis cadenas.

Agacho la cabeza reconstruyendo el camino del temblor.