viernes, 1 de febrero de 2008


Dormir y no pensar.
No volver a respirarte.
Echarme un poco -y a lo lejos-
contemplando la fanática luz.
Mar de amores.
Piel y fuego al escucharte.
Muerte súbita y espasmos.
No hay más calor que el que llevo yo en la sangre,
que me invita a sudarte hasta que quieras.
Sigo al fondo y cuando entro llego amarte
si me incitas con tu carne hasta que mienta.
Que me lleve bien sudada esta condena,
en momentos de fulgor y algarabía.
Entro al sueño... no pensarte
entre las piernas, como loca, hasta mi sur.