martes, 12 de agosto de 2008

Decide ya mi cuerpo no entregarse a sus conflictos,
Ahora es más suyo y a su temblor me pertenezco.

Y llegué a morderme el corazón
cuando el sueño me obligaba a despertar.
Con algo de suerte disfrazamos nuestros rostros:
Yo, jugando a ser mujer;
él, fingiendo que es feliz.

Permíteme soñar con el futuro
y deja que me llegue la certeza
de que esto de amar no es cierto.